Sunday, March 25, 2007

Por fin, Nexus


Como es habitual Nexus llego a España tarde y mal. A finales de los 80 fue publicada por Tebeos S.A. junto a otras cinco series de la editorial First Comics (Elric, Corum, Hawkmoon, Nexus y Dynamo Joe). Todavía recuerdo el numero 16 . En un pequeño apartado señalaban que ante las escasas ventas suspendían la publicación de todas las series de First. Me lance a devorar el tebeo esperando la conclusión de la historia en la que Nexus, desposeído de sus poderes debia matar a dos personas para poder recuperarlos. Llegue a la ultima pagina y la cerré desconsolado. Por supuesto interrumpían la publicación en medio de la historia, dejando a los lectores (imagino que no éramos tantos) con un “comic interruptus” de psiquiatra.

Nexus es Horatio Hellpop. Hijo de un militar genocida soviético es investido con super poderes por el Merk, una entidad alienígena. Pero estos poderes vienen acompañados de pesadillas en las que el Merk le señala a quien debe matar. Refugiado en el planeta independiente Ylum, Nexus ejerce de ángel vengador en una galaxia donde la Red (una confederación de planetas) y los Sovs (Soviéticos) se enfrentan por el control militar de las fuentes de energía.
La galería de razas alienígenas es extensa: las cabezas, cabezas telekineticas sin cuerpo, los asesinos Gucci Quattro, los simiescos Thunes, Lizigators, los fanáticos Elvonicos.

En sus aventuras Nexus esta rodeado por una insuperable panoplia de secundarios: el asesino a sueldo Judah Maccabee, su padre el sabio Dave, la pérfida Ursula Imada, Sundra Peale, su media naranja, y Clonezone el lizzigator comediante.

Que puedo decir de Nexus? Pese a su apariencia de comic de superhéroes al uso, esta muy alejado del genero. Junto al Flash Gordon de Alex Raymond es sin lugar a dudas la mejor space opera del comic americano. El tratamiento de los personajes esta bastante cerca de The Spirit pero con un subtexto contemporáneo.

Los guiones de Mike Baron son en mi opinión lo mas cercano a la perfección a la que puede llegar una serie no limitada. Aventuras de 3 episodios y multitud de secundarios cuyas historias desplazan a menudo a las de Nexus. Dilemas morales, estéticos y filosóficos dan forma a sus aventuras.

El dibujo de Steve Rude recuerda al de Will Eisner tanto en el tratamiento de la pagina como en el de los personajes aunque eso si con una predilección clara por las referencias pop y un gusto muy característico para las onomatopeyas.

Fue publicada en un principio por la editorial independiente Capital Comics y pronto paso a la también independiente First Comics. Esta editorial fue durante unos anos la tercera editorial en el bipartidista (Marvel/DC) mercado del comic yanki gracias la calidad de sus series (Nexus, Elric, American Flagg, Dreadstar, Grimjack, Sable, Corum…). Tras la cancelación de la serie principal de Nexus, varias miniseries del personaje fueron publicadas por First Comics en un principio y por Dark Horse mas adelante.

Algunas de estas miniseries vieron la luz en España publicadas por Norma, obviando todo lo acontecido desde aquel famoso numero #16 (#22 de la edición americana).

La sensación de haberme perdido una de las mejores series de los 80 persistía. Hasta hace un par de semanas. Durante mi habitual razzia de fin de semana en mi tienda de comics habitual, caí frente a la re-edición que Dark Horse esta llevando a cabo. Nexus Archives . Volúmenes de 216 paginas, encuadernados en tapa dura y a 50$ el ejemplar. Asustado ante el precio corrí a Amazon y conseguí hacerme con ellos por un precio algo mas democrático.

Pues bien, ayer me resarcí. El paquete de Amazon me esperaba con los 5 flamantes volúmenes recopilando los 32 primeros episodios. Huelga decir que empecé por el volumen #4. Releí el otrora fúnebre numero 16 y proseguí con aquella lectura que nunca debería de haberse interrumpido tantos años atrás.
Muchos comics tienen problemas para superar la barrera de la edad. Lo que nos parecía interesante o inquietante cuando teníamos 16 años no tiene porque parecérnoslo ahora. No es el caso de Nexus. Sigue guardando su frescor y su pertinencia. Solo puedo añadir otra cosa. Dieciocho años de espera a veces merecen la pena.

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