Saturday, March 17, 2007

Folladas en el 45



En mis años de pajero adolescente tuve acceso a una realidad fundamental de la existencia.
Como cualquier otro joven, siempre tenia a mano un bote salvavidas necesario en ese mar encrespado y salvaje conocido como "agitación hormonal adolescente".
Si, me refiero a la consabida película porno que nos pasábamos entre amigos como si fuera la Biblia y nosotros cristianos perseguidos por los soldados de Nerón. Estas películas solían estar grabadas en cintas VHS que previamente habían sido utilizadas para grabar otras cosas. No era infrecuente que "Mamadas" se escondiera bajo la etiqueta Francia-Camerun, "Garganta profunda" bajo "Lina Morgan: Especial Navidad" o "Perras insaciables" bajo "Juan Pablo II: ese hombre"
El trafico de estas cassettes era habitual hasta el punto en que no era difícil quedarse sin stock. En estas circunstancias, y dado que pese a mi flagrante minoría de edad era el primogénito, me era imposible intentar alquilar una película en el videoclub mas cercano.
No tuve mas opción que calzarme el salacot, empuñar el cazamariposas y atacar la colección paterna.
Con suerte hubiera podido acabar encontrando alguna joya. El problema es que nuestros padres recurrían al mismo truco que nosotros y pese algun hallazgo inesperado, no era fácil dar con ellas. Mis sospechas de que bajo "Semana Santa: Cádiz" se escondía Emmanuelle Negra en posición sumisa pero poco piadosa se vieron lujuriosamente confirmadas.
Ante la falta de variedad me lance a explorar un universo nuevo. Las Películas Con Follada (o PCF).
Esta categoría es doblemente interesante ya que al mismo tiempo que dabas una salida digna a tus jugos internos te permitía adquirir ciertos conocimientos cinematográficos. Si, si, la cantidad de buenas películas con una escena de sexo potente es digna de mención:
El cartero siempre llama dos veces, Erase una vez en América, Perros de Paja, Doble Cuerpo (no estoy seguro si esta tenia polvazo), La Ultima seducción, Fuego en el cuerpo, Los señores del acero, Instinto Básico, Showgirls (casi todo Verhoeven de hecho), Calma Total y muchas otras que me dejo en el tintero. Estas películas son como el cerdo. De ellas se aprovecha hasta el rabo. Si descendemos por la escalera de la calidad, la cantidad de películas con cohetazo es impresionante.
En poco tiempo me convertí en adicto a estas películas. No eran ni de lejos tan gráficas como las pelis porno de nuestro mercado clandestino de patio de colegio pero sin embargo la intensidad dramática era mucho mayor. Mujeres infieles, violaciones equivocas (la de Perros de Paja es un "must" del genero), sexo por poder... Estas situaciones elevaban la ya de por si alta temperatura de mi mente calenturienta.

Establecí una pequeña filmoteca y en poco tiempo conocía al dedillo que escenas eran lo suficientemente largas, cuales tenia que poner dos veces o tres (bendito mando a distancia) para poder pajearme a gusto.
Y fue al profundizar en mi selección de "clásicos PCF" cuando accedí a la revelación: las escenas de sexo ocurren entre el minuto 45 y el 60 dependiendo de la longitud de la película.

Recapacitemos sobre el tema. El planteamiento y presentación de los personajes de una película suele tomar unos 10-15 minutos. En este punto el personaje principal toma una decisión irrevocable que le catapulta en el ojo del huracán.
A partir de ese momento entramos en el desarrollo de la película. El desarrollo ocupa unos 45-60 minutos en los que el personaje zigzaguea antes de llegar a ese decisión que lo lanzara al desenlace, y que en 15 minutos mas nos transporta al consabido "THE END". Pues bien, ese polvazo del minuto 45 suele escenificar una decisión vital en el devenir del protagonista. Normalmente es cuando la caga y se lanza en los brazos de quien no debería o la mete donde no le llaman. Que mejor manera de sellar esa equivocación de inesperadas consecuencias que provocando una erección en el espectador.
En aquel tiempo los rombos (1 o 2) eran sellos papales que acompañaban a las películas y no eran tomados a la ligera. Sin embargo yo sabia que aquellas escenas provocadoras no eran ni mucho menos gratuitas. Eran un oasis de lujuria y decisiones equivocadas en el desierto de la mitad de la película.

Desde un punto de vista logístico, este descubrimiento fue como el de la rueda y facilito enormemente mi búsqueda de escenas aprovechables en las alcantarillas del siempre fascinante mundo del subgénero. Pertrechado con el mando a distancia y siendo de gatillo fácil, el fast forward me permitió sobrevolar praderas de escenas innecesarias, principios de película estomagantes que yo veía desde lejos, protegido por las rayas del avance rápido, siempre en pos de un buen polvo que añadir a mi colección.

Desde la distancia, recuerdo aquellos días con nostalgia y veo mi búsqueda como la de un guerrero o un santo en pos del Santo Grial. No se si lo llegue a encontrar, pero es seguro que en algún momento abandone la búsqueda.
Hoy en día cuando internet nos garantiza un acceso democrático y generoso tanto al porno como a películas de todo tipo, mi altar de PCF suena a batallita de abuelo.
Pero es lo menos que le debía a estas películas de las que podría hablar cualquier día por sus valores cinematográficos.
Hablar de ellas por su lascivia.