Saturday, January 20, 2007

Lindo Marías




Uno de los mejores momentos de mi fin de semana viene los domingos por la mañana cuando abro El País acompañado de un café con leche y por ejemplo Chet Baker o Tribalistas de música de fondo. Es uno de los escasos rituales que no cambian con la edad y es que llevo disfrutando de El País cada domingo desde hace por lo menos 20 años.
A fuerza de repetirlo, el modo de lectura se ha convertido en un ritual: empiezo por la ultima pagina ( Millas y entrevista), salto economía, ojeo deportes, devoro cultura, leo sociedad, nacional, internacional y finalmente opinión.
Tras ello leo Domingo y EP(S), en ese orden. El salmón ni lo toco.

Pero antes de empezar a descuartizar el periódico no puedo resistirme a leer una primera vez los dos columnistas mas añorados durante la semana.

Primero, en Domingo, la media pagina de Elvira Lindo. Puro brunch dominical. Frivolismo, expatriación, Spain desde la distancia, los USA vistos desde el recuerdo de un bar en plena Gran Vía madrileña, actualidad de aquí y de allí, todo servido por la prosa bloody-mary de la autora. Quizás es debido a la condición de expatriado que comparto con ella pero la columna de Elvira Lindo me ha reconciliado conmigo mismo mas de una vez. Su articulo solo, merece las correrías que pueda suponer encontrar El País en Salzburgo bajo una lluvia torrencial o en algún barrio perdido de la periferia londinense.

Por si fuera poco el articulo de Elvira no viene solo.

En el EP(S), en la ultima pagina (como si fuera a salirse del suplemento) nos encontramos puntualmente con la pagina de Javier Marías. Si, su pagina. No es su articulo, es su pagina. Ahí se aplican reglas distintas, estamos en su territorio. No soy profesor de literatura pero las columnas de Marías se me antojan a menudo Barojianas. Como un profesor descreído de si mismo pero seguro de sus posiciones, pasa lista a los acontecimientos. Sereno pero enérgico y no por cabal menos radical, Marías supone una dosis de cordura y coherencia en el periodismo patrio.

Lindo y Marías no podrían ser mas distintos. Tanto en continente como en contenido. Sin embargo tampoco podrían ser mas complementarios. Seguiré esperando sus artículos semana tras semana para luego leerlos mientras bebo a sorbitos un café con leche, sabiendo que por fin es domingo.

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