Thursday, May 3, 2007

Nostalgias liquidas


Vivi durante 10 años en una gran ciudad centroeuropea, llena de callejuelas, de kilometros de adoquines humedos y techada por un cielo gris y hostil.

A decir verdad me acostumbre al gris si bien he de admitir que dificultaba comprender el paso del tiempo y de las estaciones. De alguna manera aquellos 10 años se han comprimido en mi memoria en una ensaladilla de tiempo donde los dias soleados brillan como escasos trocitos de aceituna.

Hace unos meses y por motivos afectivos cruce el charco y me asente en el pais de las barras y las estrellas, en una gran ciudad de la costa este. Lo primero que me sorprendio fue la marcialidad de las estaciones. Al Otoño caluroso le sucedio un otoño fresco y jugoso. Tras ello el invierno mostro un par de veces sus garras de hielo antes de tomar posesion del barometro durante un par de meses.
Y tras el frio llego la primavera. Primero bajo la forma de dias engañosos, soleados pero aun frescos, despues como calidos dias-mariposa que no hacen sino esconder la amenaza del calido verano.

A veces añoro ese clima inmutable y calvinista. Sobre todo cuando llueve aqui. Entonces me digo que el mejor lugar para pasar dias lluviosos son esas ciudades oscuras perpetuamente castigadas por el clima. En cierta manera hay un placer escondido y masoquista en entrar en un bar en pleno mes de Agosto, quitarse el abirgo y tomarse una cerveza compartiendo con los habituales ese sentimiento de parias del barometro.

Pero eso es solo en los dias de lluvia. El resto de los dias me limito a echar de menos su estupenda cerveza.

1 comment:

Anonymous said...

La "Plaza Grande". Nunca se me olvidará una noche muy especial cruzándola embriagados de ganas de aventura. Con una botella de vodka escondida en una bolsa, despúes de soltar a la bestia viendo a Iggy Pop con entradas de reventa (por cierto, ¿te he comentado que salgo en el video que sacaron de aquel concierto? A juego con el tema, el Real Wild Child). Y a esa noche continuarían dos más en Amsterdam, en las que la sombra de Dionisos se apoderó de nosotros. Tres días tan inolvidables como irrepetibles.

Si pienso en Bruselas pienso en la Grand'Place. Y si pienso en la Grand'Place siempre me acuerdo de ti, de mi,de sus imponentes fachadas iluminadas y de nuestra botella de vodka.